Este es un retrato personal en el que se ve claramente la manera de trabajar desde lo más básico como es el dibujo (no muy trabajado, sencillo), hasta los fundidos en las zonas con pequeños detalles de luces, sombras y variedad en las tonalidades.
La retratada, Sandra, tiene una belleza muy particular y un rostro muy atrayente para un cuadro, a parte de que, como dicen los fotógrafos, el lienzo la quiere.
Me lo pasé muy bien pintando el cuadro, ya que tuve que observar mucho el rostro porque tiene pequeños detalles que dan al cuadro una plasticidad muy buena, (me estoy refiriendo a lo plástico, no a la calidad de la obra).