sábado, 10 de marzo de 2012

Mi chico Uro

Éste es el cuadro que pinté de mi niño Uro cuando se fué. No es que sea una obra pictórica grandiosa, pero sentimentalmente es la más grande, pues el cuadro contiene cenizas suyas.
No es por disculparme, pero el cuadro pierde por lo menos un 40% más que en vivo.
Lo que más me interesaba al pintarle en un principio era el parecido físico aparte de captar la parte psicológica de él, como no puede ser de otro modo en un pintor, y me tranquiliza saber que está conseguido en ambas cosas.
Al conocerle puedo decirlo con rotundidad, pues sus rasgos principales eran la tranquilidad a simple vista, pero físicamente estaba casi siempre con la lengua tal y como aparece en la pintura, así como la fuerza de su mirada que te atravesaba haciéndose querer.
En el cuadro aparce un huevo roto y vacío. Esto es así por un par de razones sencillas. En esta raza (Bulldog Inglés), es típico que desde cachorrillos los testículos les suban y les bajen a la bolsa escrotal, pudiendo tener los dos testículos en dicha bolsa y a los cinco minutos no tener ninguno. Más o menos al año se deben asentar en el escroto los dos testículos, de lo contrario pueden llegar a dar problemas de salud. Si se aloja en el abdomen debido al calor que hay en esa zona, puede llegar a convertirse en un tumor, pero el caso de Uro fue diferente, era un testículo inguinal, por consiguiente no era necesario operar. Como no tuvo que ser extirpado, tenía los dos pero uno escondido que no se le veía, de ahí que pinté el huevo delante de él, para que se viese el que en su cuerpo no se veía. Vacío, ¿por qué? Como cualquier perro de esta raza era muy comilón, de ahí que se encuentre así, es una metáfora de lo que mi niño comía, nunca le sobraba comida, siempre quería más.
En definitiva, dos rasgos muy personales suyos plasmados en una cosa tan sencilla como un huevo.
Esta es la explicación a lo que la gente me pregunta cuando ve un huevo roto y vacío en el cuadro.
La pintura te da la libertad que no tienes en la vida real, y tal como dijo Goya; "En pintura no existen reglas, lo único imprescindible es la libertad".

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